martes, 31 de mayo de 2011

CAPITULO 30 (avance nueva novela aún sin título).


¿Qué eran para Ulises unos cuantos grados bajo cero? ¿Cuál era el problema? Su panadería era dulce y templada, con un gran horno que lo calentaba todo, y tenía harina y leña para resistir en serio. Muchas veces se imaginaba que si la cosa se ponía cruda la gente empezaría a aporrear la puerta de madera de su local en busca de pan y calor, intentando entrar como los zombies de las películas para estirarle unos de los brazos y otros de las piernas hasta partirle en dos y hacerse una empanada con sus tripas. Esas cosas pensaba Ulises en sus madrugadas amasando pan y fortuna para retirarse a Italia a tostar su panza bajo algún volcán. Por si acaso, tenía una traviesa de la vía del tren para atrancar la puerta bien y preparado un buen tablón injertado de clavos oxidados. Eso por si había que abrirse camino entre los muertos crujiendo cráneos secos. Él era panadero y nadie le iba a seccionar por el ombligo para acariciar sus riñones, nadie iba a impedir que se paseara en mangas de camisa con su furgoneta y sus cestos llenos de panes.


Desconfiaba un poco de su ayudante nuevo, un muchacho blanco y serio que se mimetizaba con la harina. Era serbio y se llamaba Ivan. Cada vez que pasaba con su mirada ausente por detrás de Ulises, éste no le perdía de vista con el rabillo del ojo por si acaso le mataba allí mismo y se quedaba con su negocio.
-Ivan, mueve esos carros y vigila el horno.
-Yo vigilo el horno, señor. No se preocupe de nada.
-¿Por qué hablas tan bien mi idioma?
-Yo aprendo rápido, señor. Yo observo mucho.
-Eso es lo que me asusta…Vigila ese pan, tiene que subir, ¡tiene que subir hasta el cielo!
 Puso un poco de música en la radio, el negocio marchaba. Sha la la la la la la.



texto Jacobo Sánchez 2011

sábado, 21 de mayo de 2011

POR EL HUMEDAL

     Seguí caminando, buscando un buen lugar donde retirarme una temporada. La cumbre incandescente estaba bien para la primavera, la isla de la carpa albina para el verano, pero un buen humedal para el entretiempo, para mis huesos huecos como tubos es lo que andaba buscando en realidad. Por las montañas, por las costas, por la pradera del caballo siamés de ojos brillantes, saludando chumberas, hablando con las lechuzas del bosque, sin darme cuenta casi, llegué a mi humedal transparente, con cascadas esparcidas como cabellos de muchacha.
     Aquí sí, aquí me quedaré. Eso si me deja el tritón de las orillas...


foto Jacobo Sánchez
(río Júcar, Cuenca. Mayo 2011)

jueves, 19 de mayo de 2011

FEO

   
  "Eres más feo que un pollo recién nacido" 


Foto Jacobo Sánchez 
(golondrina mayo 2011)


sábado, 7 de mayo de 2011

HARTO

     Cansado de tanto misticismo, del no me encuentro bien, de la palabra agobio que le comía por dentro cada vez que la oía, de bolsas con ropa nueva, de cajas con zapatos nuevos, de velas, inciensos golosos, infusiones raras, música chill out, prisas, cansancios, más agobios, todo bajo en grasa, todo sin gluten, ni un puto filete rosa en el plato. Harto de mil frascos en el baño sin terminar, invadiéndolo todo, planchas para el pelo, secadores rotos, raspones en el coche, siete millones de llamadas de teléfono a todas horas, sábanas con encaje, cuadros con flores, prisa, prisa a todas horas. Hoy no puedo, hoy tengo curso, hoy reunión, envidias femeninas, maldad femenina, superficialidad femenina, una estúpida posesión de la verdad, un rumbo perdido, el yo soy así y necesito mi espacio.
     ¡Pues ahí tienes tú espacio! Había oído que tarde o temprano a ella también le pasaría, pensaba que era distinta, pero la genética y la naturaleza no falla nunca. Madre con nariz de gancho, hija con nariz de gancho, eso no falla nunca.
     Bajó su maleta y metió sin mucho cuidado la poca ropa que esperaba hacinada en el único cajón que ella le había cedido. Olía a bolitas para dar por el culo a las polillas y a paraguas mojado. Lo metió todo en su maleta azul y se dispuso a volver a la sociedad, demasiados años raptado sin discutir por nada le empujaban a marcharse.
     Pasó por la cocina y allí estaba ella, sobando un pescado que acabaría en el horno abierto en dos. La botella de vino blanco ya estaba descorchada.
     - Me voy -dijo él.
     - Estoy preparando pescado, no tardes.
     - Me temo que hoy cenarás sola. Bueno y mañana también... tal vez pasado. Puedes llamar a tu amiga esa que todo lo sabe, la gran consejera, la que se piensa que nació con la verdad grapada al culo y el sentido de la amistad aleteando por donde pisa. Puedes hacer mil cosas esta noche, vía libre, pista, luz verde, domingo en casita al fin, yo qué sé...
     - Pero...
     Cogió la botella de vino blanco, echó un trago y la calle era para él. Abrió los pulmones para respirar el humo de los coches, miró a una chica que pasaba por la otra acera y era guapa y extraña ,mientras los charcos y las farolas jugaban a reflejarse.
     Hoy la noche está bonita y mañana ni te cuento. Allá se fue esquivando charcos.






Jacobo Sánchez mayo 2011.

lunes, 2 de mayo de 2011

¿CAPUCHONES O QUISQUILLAS?

     Siempre me lo pareció, desde pequeño. Que me cuelguen boca abajo si los capuchones no son quisquillas. ¿Acaso no tienen los ojitos idénticos?.