lunes, 4 de febrero de 2013

LA CULPA FUE DE LOU

     Las nubes se estaban extendiendo por lo alto de mi cabeza, lentas, muy lentas. Ganaban confianza allí y entonces engordaban como pavos y cambiaban su aspecto algodonoso por amenazas grises, nada serio para mi paraguas de ocho varillas. La verdad es que a mi todo eso me gustaba, siempre aceptaba lo que ocurría en el cielo del mismo modo que una nube tendría que aceptar que era lunes para mi y no pensaba salir de mi agujero. Se me iba la luz por las rendijas de la persiana, tampoco podía hacer nada por impedir aquello, extraña cosa la luz como tantas otras.
      El caso es que no tenía vino ni cigarrillos, sólo limones, muchísimos limones que había cogido días atrás, y bueno...también tenía algunas latas de conserva que guardaba por si estallaba algo por el mundo. Tenía que salir, comprar algo, pero Lou Reed me estaba sujetando por los tobillos, como lo habían hecho tantas tardes otros tipos con guitarras, y como un periódico empapado me sentía pesado y desmenuzado. ¿Por qué no dejarlo todo estar? ¿Por qué no? Al fin y al cabo era lunes y no tardaría mucho en llover. 

texto JACOBO SÁNCHEZ
FEBRERO 2013