domingo, 10 de marzo de 2013

SAINETE DE LA FRUTERÍA

     Era porque tenía el pelo largo y se me empezaba a rizar por el cuello o porque no me había afeitado desde que la chica de la frutería me dijo que me quedaba bien.
     - Estás guapo, pareces una estrella de rock... aunque bueno, también pareces un fontanero. No es que seas muy interesante pero esa barba te da un aire yo diría que diferente. A veces una barba da sensación de dejadez, sobre todo si es canosa, ughhh, esas no me gustan nada. O las que tapan los labios... pero si no hay nada más bonito en la cara que los labios, ni ojos ni narices, unos labios rosas bien perfilados son manzanas golden de un puto verde cegador. Pero desde luego sea como sea una barba siempre es mejor que un recién afeitado. Escucha y no toques esas fresas... mi madre decía, mi madre que en paz descanse, mujer poco cultivada pero de grandes dichos, que un hombre que pierde los primeros veinte minutos del día en quitarse pelo de la cara es que no tiene oficio que hacer. Yo pienso igual, con todo lo que tengo que hacer salto de la cama y ya estoy agobiada, si no me cunde nada la mañana, si no he terminado una cosa y ya tengo quince esperando, ¿digo quince?, ¡quince millones!. Si yo me como la fruta sin pelar porque no me puedo permitir perder seis segundos, si saco a pasear al perro tan rápido que se desorienta a veces. Pero bueno, eso son cosas mías, tú no te afeites que pareces un  topógrafo... ¿Quieres llevarte algo rico de verdad? Tengo una sandía más redonda que el ojo de un pez, geométricamente perfecta. Si la echas a rodar te quedas sin ella, no se para nunca, lo mismo hasta te vuelve por detrás no te digo más. Otra cosa te voy a decir, el pelo largo está bien pero cuando ya se te riza por el cuello es un tema muy delicado, mira, mi madre que era un poco tosca y tenía de todo menos tacto, mi madre que en su gloria Dios la tenga, decía que si se te riza el pelo es porque tienes la mente enrevesada o las arterias cortas, ¿tú eres de arteria corta?. Bueno, es igual. Ufff, me duele hoy la cabeza que me dan ganas de soltarme un ojo y vaciarme el cráneo con una cucharilla a ver si así descanso. Y todas estas cosas se heredan, que mi padre se encerraba en su cuarto cuando cambiaba el tiempo porque se le contraían las sienes decía. O como mi abuela, que tenía las orejas en punta, mi madre más, yo mira y mi hija si la ves parece una loba. Cuando tenga una nieta intentaré modificar el asunto genéticamente y punto y final. Bueno, ¿qué te pongo?.
     - ¿Es a mí?... pimiento quiero yo...
     - ¿Rojo o verde?
     - Mmmm, verde...
     - ¿Cuántos?
     - Uno.
     - ¿Algo más?
     - No, yo sólo quería eso.
     - Adiós chico, que tengas muy buena mañana y no te afeites que pareces un interventor del Transiberiano. ¿De veras que no quieres una sandía? Parece un rodamiento de acero de redondita que ha salido.
     No sé si era por los rizos del cuello, por el bigote poblado o por las patillas salvajes, pero empecé a encontrarme mal cuando me puse en la cola de la pescadería.



                                              
                                       

   Texto JACOBO SÁNCHEZ
Marzo de 2013, hacia las 5 de la madrugada.