domingo, 15 de abril de 2012

MIL MILLONES MENOS

     No había vuelta atrás, estaba decidido. Sobraban mil millones de humanos para que todo volviera a funcionar correctamente, se trataba de regular el mundo y ante éso la moral era una palabra desconocida. Lo harían los países ricos, sin miramientos, algo rápido para evitar el sufrimiento. De nada valían ya las manifestaciones de millones de personas en todos los países, de nada servía emigrar si pensabas que estabas en el punto de mira. La decisión estaba tomada y se llevaría a cabo en cualquier momento, era cuestión de tiempo ver cómo te cocías o cómo te asfixiabas mientras volvías a casa con el pan bajo el brazo. Mil millones de humanos y volvería a fluir la comida, el trabajo, el orden político. Daba igual que fueran vidas humanas, de hecho tenían que ser necesariamente vidas humanas. Peces, aves, roedores e insectos no habían modificado nada, no eran culpables de nada y ya habían pagado demasiado. La historia estaba a punto de escribirse con un antes y un después del día D. Muchos grupos radicales llevaban un par de siglos apoyando esa acción, pero parecía sólo una hipótesis descabellada como último recurso si las cosas se ponían feas, hasta que en la votación final de los continentes el sí se llevó la victoria. Nadie sabía a ciencia cierta cómo iba a ser, sólo una cosa estaba clara y por eso los continentes del sur habían empezado un éxodo masivo hacia el norte, donde aún había agua y alimento. Deberían darse vida, ya que el eminente solsticio de invierno parecía una fecha llena de elementos favorables. Únicamente el tiempo diría si la decisión había sido la adecuada, y que Dios perdonase al consejo de sabios de los continentes por meterse en "sus asuntos".



texto JACOBO SÁNCHEZ
abril 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario