lunes, 21 de febrero de 2011

LO SABÍA EL MIRLO


     

     Nadie sabía exactamente qué es lo que le había ocurrido a aquel tipo. Me refiero a que no parecía del todo normal que se sentara en las azoteas con esa especie de caperuza de cetrería en la cabeza y empezara a charlar con las palomas. Hablaba de la selva y de cómo los ríos arrastraban todas esas botellas azules de suavizante vacías. Con un pájaro hablaba, con las hormiguillas...¡Qué le importaría al mirlo las corrientes marinas o el ADN de un mono! Decía que el Día del Mar estaba ya cerca y que él ya no estaría allí para verlo.
     - Chico, el Día del Mar está cerca.
     - Ya, y tú no estarás aquí para verlo, ¿verdad?
     - Ehh..., creo que no.

     A veces saltaba por los bancos de los parques y asustaba a los niños con su caperuza, nadie le vio nunca sin ella.
     - Sé quién eres - le dijo una niña con su carnecilla cruda-, sé qué vives en el bosque y comes lombrices.

     Bueno, alguna lombriz que otras se había zampado, sí, pero no vivía en el bosque. El hombre de la caperuza tenía casa y tenía dinero y había estudiado cuando era joven. Sabía tantas cosas que ya no podía aprender más. Si aprendía una cosa nueva se le olvidaba una vieja, funcionaba así. Si pides una cerveza fría debes dejar la caliente.

     Un día le seguí calle abajo, escondiéndome entre las farolas y los árboles y vi cómo se quitaba su caperuza a la orilla del río. Se mojó los ojos y su amarillenta barba y pensé que si algún día perdía el mismo tren mil veces seguidas, si me atacaban seis o siete desgracias a la vez o si antes de caer al suelo ya me estaban levantando para atizarme de nuevo, yo también podía acabar en un parque con un gorro de cuero asustando a los muchachos. Las cosas a veces se tuercen como plátanos.


     La señora que afilaba tijeras le vio una noche cuando sacaba su basura. Estaba de pie, en medio de la acera, en medio de su camino, con su caperuza y su gabardina moviéndose al viento. Los zapatos limpios como las piedras de un arroyo. Guantes marrones. Algún detalle más.
     - No se asuste señora - dijo.
     - No me asusto.
     - El Día del Mar está a punto de llegar.
     - ¡Oh!
     - Ahora tire su basura y permanezca alerta.

     Nadie sabía exactamente qué es lo que le había ocurrido a aquel tipo que pensaba por el día y silbaba por las noches, que decía que volar era tan fácil como apagar velas con los pies. A veces se le oía cantar con un tono grave mientras bajaba la marea. Cuanto más lejos  se iba la mar más grave se volvía su tono y parecían escucharle los pesqueros que guiñaban sus faros.

     Una tarde gris que estaba intentando asustar a unos niños que le tiraban de la gabardina, tropezó y se golpeó con la cabeza en un banco. También se despellejó un codo bastante, pero de eso ni se dio cuenta hasta que no llegó a casa exhausto, huyendo de los médicos de una ambulancia que alguien había llamado. ¡Podrían quitarle su caperuza! Todos sabrían quién era. Él, que hasta tenía un carné de identidad de color negro y difuminaba sus retratos, que se ralló las manos con una lija para no tener huellas dactilares y donaba litros de sangre para intentar perder su grupo sanguíneo. ¡A él le iban a quitar su caperuza los hombres de la ambulancia! Ingenuos...

Nos acompaña la luna     Esa noche subió al tejado y colgó de la azotea sus piernecillas. Al llegar la media noche silbó una melodiosa canción que el pueblo, y los niños del parque, y la señora que afilaba cuchillos y tijeras, y los hombres que cogían peces con sus redes, y yo, que ya había recogido mis cosas de valor y me disponía a ir lo más lejos posible, pudimos oír. Había una calma aterradora y era oscuro el cielo, muy oscuro. El Día del Mar estaba cerca y ni él ni yo estaríamos ya allí para verlo.


                                                                                 Jacobo Sánchez
                                                                                     © copyright
                                                                                       I Certamen Nacional Relatos Ultra Cortos
                                                                                    Publicado Año 2006



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