Joder, ¡qué puto miedo! Alguien se escondía en el trastero por las noches y daba pasitos pequeños y rápidos que se escuchaban en el piso de abajo y se metían en la cama de la pequeña nena. Se echaba los rizos por la cara y cruzaba los deditos de los pies, así se creía inmune al taconeo veloz, a los botes de aquella especie de canica, a ese suspiro lastimero...
Así pensaba que todo aquello pasaba de largo sin hacerle nada, pero también sabía que la tierra era redonda, como la canica que botaba, y que todo volvería a pasar por su cama al día siguiente.
Vaya puto miedo hasta para un hombre hecho y derecho, un nuevo ruido se había unido a los demás, un ruido de puerta a media noche. Alguien salía del trastero y no sonaban tan fuertes los pasos. O se había cosido filetes en las suelas o iba descalzo hacia las escaleras. ¿Por qué tanto sigilo?, ¿Qué piensas pequeña nena?, ¿Por qué no sueltas al burrito de trapo?
Un aroma a filete de hígado inunda la habitación. Yo creo que está ahí.
Jacobo Sánchez
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Publicado Año 2010
Extracto de Filtes de Hígado
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