jueves, 19 de julio de 2012

EL HOMBRE SIN GRASA

     No tenía grasa, no comía grasas, no podía tenerla. Era delgado y siempre tenía frases para todo, incluso antes de que le contaras lo que te ocurría ya te había dado la solución. Cómo lo hacía, por qué lo sabía era algo que se le escapaba de las manos a todo el mundo. Vivía en una casa en el campo y cultivaba su comida, decía que ese era su secreto, ese y la cantidad de libros extraños que poblaban su casa, apilados por todas partes. Por las noches escribía y guardaba las hojas debajo de la cama. Allí reposaban un par de semanas y luego las rescataba para darles un segundo repaso, tenía ideas brillantes que luego las soltaba en la ciudad y la gente le miraba con los ojos abiertos y con admiración. Cuatro palabras suyas y se ganaba a las personas para siempre, te podías acercar a él y beneficiarte de su mente, pero siempre guardaba cierta distancia. Nadie podía entrar en su mundo o perdería su magia, era el precio que tenía que pagar y no era fácil para un tipo sin grasa, con planta y más guapo que un lápiz nuevo. Cómo trataba la tierra, los alimentos que sacaba de ella, cómo arreglaba el tejado o reparaba su coche era ver danza en primera fila. La gente compraría sus arrugas si estuvieran en venta, harían lo posible por parecerse al tipo sin grasa. No la comía, así que no podía tenerla.

     Corría el mes de Julio cuando una chica más guapa que una botella de vino se apoyó en la valla de su casa a verle sobar sus tierras. O era efecto del viento o su pelo le nacía horizontal y se ondulaba al final en puntas abiertas de color escarabajo. Tenía menos grasa que un bate de béisbol y el sol nunca había tocado su piel. Iba metida en un vestido de punto color crema y caminaba sobre unas sandalias muy finas. El tipo sin grasa se percató de su presencia y soltó la azada. Tenía tierra en las piernas y algún bicho por el pelo, y una gota de sudor le recorrió el hueco de la espalda y se empapó con naturalidad en su pantalón. Al instante supo que perdería su magia y que sus libros no serían ya más que un simple estorbo. Se cumplió una de sus verdades, solo una chica sin grasa puede atrapar a un hombre sin grasa.



texto JACOBO SÁNCHEZ
JULIO 2012

2 comentarios:

  1. Amigo esto te quedó genial, mmm... ese hombre sin grasa me ha dejado pensando, pobre... parece que está por perder la magia.

    Mucho sin leerte, besito.
    Yeli

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  2. Besos al otro lado del charco. Me alegra que te guste.

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